miércoles, septiembre 24, 2008

La teoría del todo (2): ídolos de barro

Allí estaba ella, en la mesa. Vestida de negro, treinta y pico, muy posh, hablando un inglés británico que recordaba a una niña de colegio con faldita a cuadros y medias altas. Una que otra vocal larga en la pronunciación dejaba traslucir que en realidad era australiana, probablemente con educación en colegios privados. El motivo de la cena: una reunión de padres y representantes de la escuela. Los temas de conversación, de super alto nivel. La cena transcurrió muy bien, con altura, y fue justo allí, al final de la cena que ocurrió. Resulta pues que nuestra reencarnación de Lady Di, así, sin ton ni son y en el medio de un restaurante de lujo lleno de gente, ha decidido llevarse los dedos a la boca y chupárselos. Sí. Se los chupo. Cinco sabores: pulgar, índice, corazón, anular y meñique; uno por uno fueron a tener a la mucosa bucal de nuestra interlocutora, parece que le gustó mucho la comida. Y allá rodó el aura de glamour que la rodeaba. ¿Decepción? ¿Incongruencia? No, ya estamos acostumbrados. No es ni la primera ni será la última. Recuerdo que en otros países, muy desarrollados ellos, era igual, o ¡perdón! mucho peor. Australia es una maravilla comparativamente, pero la gente aquí todavía es mucho más relajada que nosotros en los modales y urbanidad (o nosotros vivimos mucho de las apariencias –lo cual es otra forma de verlo)

Muchos desde nuestra óptica latinoamericana, especialmente si no conocemos, tendemos a idealizar a los países desarrollados: “si ellos están tan bien, entonces todo allá tiene que ser mejor, comenzando por la gente. Tienen que ser más educados, más eficientes, trabajar más duro. Sino entonces ¿como llevan toda esa calidad de vida a su población?”. Recuerdo cuando acababa de llegar a Sydney, un amigo venezolano se empecinaba fervorosamente en que cruzáramos la calle por el rayado y que esperáramos por el semáforo. “Aquí todo el mundo sigue las reglas” militarmente nos decía; pero en la calle miraba a mi alrededor y veía a todos los transeúntes cruzando por donde les daba la gana y particularmente cruzando con el semáforo en rojo si no venían vehículos. Era y es un desastre. Probablemente cuando mi amigo iba de vacaciones a Nueva York no se daba cuenta de lo mismo porque lo miraba con otros ojos.

Desde que la gente es gente, si les dan oportunidad, van a buscar un atajo. Es así en cualquier parte del mundo. Una muestra desde nuestras vacaciones en Tailandia: miles de europeos del norte y australianos visitan Tailandia cada año. ¿Sabes que es lo que más les atrae?: el andar sin reglas. Muchos van a abusar, a manejar automóviles a cualquier velocidad y en cualquier estado de embriaguez, allá ensucian, rompen cosas, se comportan violentamente, usan y abusan de la industria del sexo, menores incluidas, y esto es lo que hace que este infame negocio prospere. Obviamente no se puede generalizar y no todos van a Tailandia para eso, pero muchísima gente sí va allá a abusar. Y cuando regresan a casa, en Europa o Australia, vuelven a ser unos angelitos cívicos obedientes de las leyes. Es curioso que en Tailandia los mala conducta sean este tipo de turistas, no los tailandeses.

Uno a uno, en promedio y ahorrando detalles, John Smith y Juan Pueblo son igualitos. A ambos les gusta un bochinche, ambos infringirían las leyes, y pueden ser violentos y abusadores si se dan las condiciones. Ciertamente no es por la gente común que en América latina hay tanta violencia y corrupción. No hay nada intrínsecamente malo con nuestra gente, no al menos en comparación a la gente de Australia o de Tailandia o de cualquier otra región. No hay nada malo en nuestros genes, no somos ni más ni menos flojos, ni violentos, ni prestados a delinquir, que cualquier otro.

Sin embargo la delincuencia, violencia y corrupción corren libres en América latina y no, por ejemplo, en Australia o Tailandia, este último siendo un país subdesarrollado y con pobreza. ¿Por qué? Es obvio, en estos países se hacen cumplir las leyes y en los nuestros no. ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia?

Opino que lo que hace la diferencia es ese uno o dos por ciento de la población: la dirigencia. Los líderes: gobierno, políticos, grandes empresarios, gerentes de empresa, tu jefe: ellos legislan, controlan las leyes, plantean las reglas que son timón para la economía, dirigen la educación, cobran o pagan impuestos, allí esta todo. Piénsalo de nuevo. Exceptuando a transnacionales privadas: ¿Cuántas veces has visto a los más tontos en los cargos más altos en cualquier empresa o servicio, particularmente los públicos, en nuestros países? Ahora hazte la misma pregunta en cuanto a gobierno y políticos.

Eso no ocurre en un país desarrollado. Aquí la gente común es similar a la gente de América latina pero la dirigencia australiana, o cualquier jefe en una empresa es sumamente preparado y competente. Lo mismo pasa en Tailandia, por lo que he podido ver y leer: no son sólo “pobres pero honrados”, sino que hay cultura de elegir a los más preparados para los puestos clave.

¿Por qué en Latinoamérica siempre terminamos eligiendo a los más incapacitados para que nos dirijan? Ese es un asunto cultural complejísimo para el cual un australiano –el que menos pensaba yo- me planteó una teoría la cual inspira el título de esta serie de posts; si la misma fuera cierta, lo explicaría todo. ¡Todo! Esa teoría la compartiré en un próximo post.

Posts relacionados: La teoría del todo (1): Asia y Latinoamérica.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Te imaginas a la reencarnación de Lady Di, comiendo Cachapas con Chicharón en el Junquito! o comiéndose una Bala Fría en la Calle del Hambre! La señora que hace mantenimiento en mi oficina, una vez nos comento que no existía nada más sabroso que comer Cachapas con Camarones, acto seguido procedió a chuparse los dedos, mirando al techo y recordando el momento. Los clientes que allí se encontraban, voltearon los ojos con expresión de asombro.
Pero quizás en la intimidad de sus casas, se vieron tentados a probar tan exótica combinación. Uds. han comido CACHAPA CON CAMARONES!!!!

Fer dijo...

Arnaldo, no soy amante de la comida del mar, pero aun asi puedo deducir que cachapas con camarones no pega!

Hay un conocido(a) comentarista el cual sin duda va a hacer alguna referencia al respecto cuando lea de tan disimil combinacion culinaria... No me queda duda.

Saludos,

Anónimo dijo...

jajajajajajajaja, poco te falto decir: yo conozco mi ganado, pues si, no puedo hacer otra cosa que compartir con Arnaldo esa excelente combinaciòn, a la final entre gustos y colores no han escrito los autores.Mantengo y sostengo que las buenas exquisiteces depende de cada quien, lo que a unos les da por chuparse los dedos a otros le cause repulsiòn, si la cachapa es sabrosa con chorizo, morcilla y chicharron, que de malo hay comersela con chipichipe, guacuco, botuto o camarrones, mas aùn cuando los productos del mar tienen ese gusto tan caracteristicos que a muchos les agrada. Claro, esto para alguien que no tenga acostumbrado su paladar a esos sabores intensos parecerà algo hasta ordinario, pero mas ordinario para mi es quedar chupandose los dedos por haber sido pichirre y no haberse servido una buena raciòn para satisfacer completamente el apetito. jajajajaja.

Fer dijo...

Ves, no me equivoque!

Anónimo dijo...

Creo que el problema de las carencias educativas explica mucho de estos fenómenos. Y aunque suene como a mi abuelita la falta de familia es otra variables importante. Por lo general encontrar una familia con un padre por estos lados es compicado. Y si la consigues, hay que averiguar si el padre es responsable o una figura de adorno. Generalmente las abuelas sustituyen a los padres y a veces hasta a las madres. El sentido de compromiso con la familia propia es una tanto débil a mi modo de ver.Y eso también tiene que ver con la educación, a fin de cuentas.
Bueno, espero por tu próximo post.
Mari, desde Caracas.

Fer dijo...

Hola Mari,

Si, eso es educacion (a falta de la misma) pero como me lo pusieron, esas son consecuencias de otro problema mas endemico... Mira, me siento motivado para escribir ese ultimo post al respecto, probablemente sera el proximo. Tal vez no le guste a mucha gente pero si fuera facil no tuviera gracia.

Saludos,

Dabart dijo...

Hace unos meses tuve la oportunidad de conocer a unos dirigentes politicos Tailandeses, donde pude constatar cuanto dicho por ti en este post: Eran personas de un nivel cultural y profesional super elevado. Pero sabes que fue lo que mas me sorprendio? el hecho de ser muy "autenticos", el hecho de ser un erudito no te da a ser altivo... y Creo que esa es una de las tantas cosas que nos diferencian a nosotros como latinoamericanos con el resto de la sociedad. Se requiere preparacion para saber dirigir pero la suficiente inteligencia para entender que ésa preparacion no te hace superior a los demas.

Adalieth dijo...

Hola Fer, he leido tu blog y tengo una pregunta para ti, si fueras tan amable de decirme a que te refieres cuando hablas del mercado laboral en Contaduria. Veras quiero emigrar a Australia como contadora y ha llamado mi atencion que mencionas el campo laborar en esta area. Me gustaria hacerte tantas preguntas en especial porque me llama la atencion Perth como destino. mi email es adalieth@gmail.com Muchisimas gracias