domingo, agosto 24, 2008

El australiano Mike Martin (o de los orgullos nacionalistas)

Mike Martin es australiano. Tan australiano como el venezolano José Fernández.

Mike Martin llegó a Australia desde Venezuela por allá en los años ochenta. En aquel entonces lo único que había que hacer para inmigrar a Australia era tener ganas. No hacia falta -en principio- hablar mucho inglés, y algún filtro menor se aplicaba en cuanto a preparación académica. Inclusive Australia le pagaba el pasaje, primeros meses de estadía y entrenamiento en el idioma al inmigrante. Fue así como Australia vio llegar a Mike, que en realidad no era tal; su nombre de pila era Miguel, devenido en Michael, y para los amigos “Mike” por cuestiones de adaptación. Mike llegó recién graduado de electricista, muy joven. En Australia Mike terminó de crecer, se casó, tuvo hijos, amigos, compró casa e hizo una vida. ¿Qué razones llevaron a Mike a salir del Caribe y venir a parar aquí tan lejos? Eso sólo lo sabe él porque Mike no habla mucho al respecto. De hecho, Mike, luego de tantos años aquí, prefiere hablarme en inglés. Es que no había muchos latinos aquí para la época, y hoy en su casa, lógicamente, se habla inglés. Y todo el tiempo me está sugiriendo que hable inglés en mi casa con Yel y Viv (¡imagínate!) porque: “el inglés es lo más importante aquí, tú sabes. Además, ¿para que vas a hablar español si aquí eso no sirve para nada? ¡Olvídate de eso!” me dice. Mike con el tiempo se ha embebido en el fanatismo patriótico aussie: para él un Holden Commodore es el mejor carro del mundo; se le olvidan algunas palabras en español, le encanta una barbie (parrillada), tiene pocos amigos -pero tiene muchos contactos- me mira mal cuando soy “muy venezolano” o cuando critico algún aspecto de la vida en Australia. Mike es Aussie, tiene un montón de años aquí, y espera que yo sea Aussie como él, pero fuera de eso, Mike es, como muchos Aussies, un “top bloke”, es decir, un tipazo.

José Fernandez es venezolano. Tan venezolano como el Australiano Mike Martin. También es australiano porque José nació en Australia de madre venezolana. José es joven, en sus veinte y pico de años, habla español -si acaso- muy mal, pero no pierde oportunidad de practicarlo cada vez que nos ve. José fue un par de veces a Venezuela a visitar a familiares de sus padres cuando era un niño, pero hoy en día los siente lejanos. José, sin embargo, siente simpatía por todo lo que es latino y en particular por lo venezolano -pese a su mal español. No obstante, José creció aquí en Australia y desarrolla una vida normal australiana: se emociona con los juegos de footy, se viste, habla, camina y se comporta como un aussie, sus amigos son aussies; a pesar de lo que él diga, porque a veces se refiere a los australianos como “ellos”, con la connotación de “esos que son diferentes a mi”. Conversando con él creo que puedo inferir por qué: José creció en un ambiente un poco rudo para el extranjero -o aquel de origen extranjero- donde los sobrenombres y las burlas en el colegio no eran infrecuentes; cosas de muchachos, dirán algunos, y no dudo que así fuera, pero bromeando a veces a algunos se les fue la mano, por lo que puedo percibir.

Hace unos días mi querida hijita estaba viendo los juegos olímpicos, emocionada, sobreexcitada con las hazañas del equipo australiano, y justo allí se me ocurrió preguntarle: “Viv, si Australia compite con Venezuela ¿a cual equipo le irías tú?". Mi pequeña se quedo pensando, rumiando, recapacitando, y no me contestó nada. Me dijo que la pregunta era muy difícil y se sumió de nuevo en la televisión. No hay duda que a estas alturas la pregunta es difícil y en el futuro, lo será más, o tal vez no. Lo único seguro es que Australia ha cambiado mucho desde los días en que José estaba en la escuela. Hoy los bullies o bravucones son duramente castigados y la posibilidad de un ambiente hostil para alguien de origen extranjero es casi nula en Australia. Esto deja abierta, sin contaminantes, la posibilidad de que los niños se identifiquen con este país, con su país de origen, con los dos o con ninguno. Muy probablemente se identificaran mucho con este, un poco con el de origen, depende de los padres.

¿Y los inmigrantes adultos actuales? Estos vienen a este país después de pasar por un filtro donde se les solicita conocimientos del idioma y sobre todo una contundente experiencia profesional. Por ello, estos no llegan con la maleta vacía como llegó Mike Martin. El que llega a Australia hoy invariablemente tiene logros previos, financieros, profesionales, culturales o académicos, conseguidos en su país, que lo hacen caminar altivo, ostentando cierto orgullo por su tierra, la cual dejaron por razones que no son su culpa, circunstanciales, y por lo tanto no tienen absolutamente nada de que avergonzarse. Siendo así, ese orgullo les dificulta hacerse “Aussies” y probablemente no lo sean nunca. Serán, a lo sumo, venezolano-australianos o de cualquier otro origen una vez que se nacionalicen. En mi caso, Australiano nacionalizado, también suma el hecho de que no hay ningún aussie que piense que yo o cualquier otro por el hecho de portar un pasaporte australiano ya somos aussies. Comprensible, si me preguntan a mí, y yo reciproco en consecuencia.

Nuestro orgullo no es comprensible para alguien tan aussie como Mike. Él llegó muy joven y sin experiencia, él le debe todo lo que es hoy a Australia, y no pasó su infancia aquí así que no lo conoce todo -como José. Para Mike, igual que para algunos Aussies, a Australia no se le critica, es una cuestión de respeto. A Australia se le quiere y obedece. Punto; como a las madres: “no se discute lo que mamá dice”. Yo, sin embargo, opino diferente. Quería y quiero mucho a Venezuela, y en esa misma medida la criticaba, para plantar la semilla de la mejora; en la crítica indagaba respuestas y el proceso me ayudaba a entender. Igual es en Australia, la critico -igual que hacen muchos Aussies educados, por cierto- porque deseo todo lo mejor para este gran país en el cual decidimos vivir.

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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Este tema nos toca muy de cerca a todos los reencauchados en un nuevo pais, por mi parte no me siento muy italiana pero ahora que vinieron mis padres y mi hermano no pude dejar de notar que he "tomado" muchas costumbres italianas en mi dia a dia y hasta me siento rara si no las hago. . . . por los hijos siempre me pregunto ¿de verdad quieres tener un hijo italiano? porque estoy convencida que uno es de donde crece y no de donde son los padres. pero por ahora no me preocupo por eso :D ....
un abrazo,
ci vediamo,
t.

Julio Gutierrez dijo...

Wow... la verdad es que este post me dejó pensando en muchas cosas, especialmente en el anhelo de pertenencia que tienen las personas. A veces pienso que esa necesidad es, precisamente, la que genera los conflictos entre los individuos, porque el desenlace inevitable es que, consciente o inconscientemente, la gente piensa que lo que su grupo/logia/familia hace es la única y universal regla, forma o manera.

Por eso, más allá del sitio donde nací o crecí, creo que lo mejor es despojarse de esos nacionalismos chauvinistas. Pienso que no hay rollo en demostrar cariño por la patria, propia o adoptiva, pero renunciar a la percepción de la realidad por esos parámetros es desdibujarse como persona, en mi opinión.

Excelente escrito, por cierto.

marialerondon dijo...

Por mi parte creo que ninguna cultura es mejor o peor que la otra. Simplemente deseo ser lo suficientemente "pilas" como para tomar lo mejor de cada una y eso transmitirlo a mis hijos.
Creo que como vinimos ya crecidos nos costaria mucho sentirnos 100% aussies algun dia... pero a nuestros hijos que llegaron pequenitos o nacieron aqui...uhmmmm esta complicado para ellos, se me ocurre que algunos de los vinculos que podemos darle son el idioma y las arepas ;-)... y entonces quedara de su parte hacer como Jose Fernandez y tratar de practicarlo con el que se pueda.

Muy pero muy interesante el post!

Fer dijo...

Teresita: nosotros tambien tenemos muchas costumbres australianas...

Para mi esto solo tiene sentido si sumamos las costumbres buenas australianas a las buenas venezolanas. Las malas costumbres, sean venezolanas o australianas, las desechamos.

El que seamos venezolanos no quita que no seamos un poco –o bastante- australianos. No son cosas mutuamente excluyentes, aunque algunos puristas tienen problemas con eso, i.e. Mike. Esta dicotomía, la oposición de Mike y sus razones, son el tema principal del post.

(ahora yo mismo analizando lo que escribo. Que falta de etica! Bueno, el tema lo merecia)

Alex: Gracias por tu comentario!
Como alguien que se ha cambiado varias veces de pais, mi experiencia es que un adulto hecho y derecho no se hace “local”, o no lo dejan hacerse. Y eso es lo que me he conseguido en Australia: aqui casi ningun immigrante que llegue adulto se cree un “true blue Aussie”, ya sea croata, italiano o ingles (estos menos que nadie), inclusive despues de muchos anios aqui. Las razones son diversas, algunas plasmadas en el post. En todo caso, todos somos bien aceptados como extranjeros, o extranjeros nacionalizados (o australianos de origen extranjero) y nadie se hace un ocho por eso.

Hola Mariale: tu lo has dicho, hay que tomar lo mejor de cada una, y eso no nos hace menos venezolanos ni menos australianos, y sobre todo, eso no va a confundir al ninio ni a nadie.

Marìa Felicidad dijo...

Hola Fer:

¿Tú eres escritor?, si la respuesta es negativa, yo te aconsejo que trates de escribir un libro tienes el don de atrapar al lector y eso es algo que muchos escritores profesionales no logran. Este último tema me pareció esplendido y si profundizaras sobre de él creo que lograrías algo muy pero muy interesante. Los blogs son muy atractivos por la cantidad de personas a las que puedes llegar, pero no hay, hasta ahora, nada como escribir sobre papel y tratar de editarlo, así las ideas no se pierden quedan para siempre.

Saludos y gracias por la binvenida

María Felicidad

Fer dijo...

Hola Maria,

Ehhmm, no, no soy escritor profesional. De hecho soy ingeniero -nada mas alejado- Ups, estoy ruborizado :-S

Gracias entonces... aunque no estoy seguro de que hablabas (escribias) en serio...

Sds,

Anónimo dijo...

No se puede subestimar la influencia del medio ambiente en la formaciòn de cada quien, se supone que el mayor peso estarà en todo lo que se adquiere durante esos primeros años de vida que se van reforzando con las demas experiencias que se adquieran con el paso del tiempo. El sitio donde se crece cuenta mucho, es ahi donde se producen esos insumos que van a fortalecer los valores nacionalistas.

Maria Felicidad, comparto contigo esa sugerencia que le das a fernando, desde que empezo a escribir este blog he mantenido esa misma apreciacion, no por que sea mi hijo, sino por que realmente vale la pena resguardar el contenido de sus escritos.

Anónimo dijo...

Hola Fer:

Hablo completamente en serio, escribes bien y atrapas al lector, no te ruborices, a veces los dones que tenemos los aprecian mejor otras personas. Sigue escribiendo aunque no seas escritor, que lo haces muy bien.

Saludos

María Felicidad