“Hay 200 millones de niños que duermen cada día en la calle – ninguno en este país” decía la publicidad en la pared.
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Digamos que, por ejemplo, la esposa quiere cambiar el color de la pintura de las paredes de la sala. Tan simple como parece, primero hay que buscar dinero en el presupuesto para eso. Si trabajan los dos –y aun si no- ambas partes van a empujar por lo que les parece más importante: color, precio, época del año para hacerlo, etc. Aun allí, todavía hay que asignar a un contratista. Uno tiene que preguntarse ¿Qué hay detrás de ese precio tan bajo que el contratista nos pasó?, ¿Por qué una empresa tan grande querría un contrato tan pequeño como este? Muchas preguntas deben ser consideradas de manera que podamos identificar un posible engaño. Al final, lo mejor que podemos hacer siempre será esforzarnos por tomar una decisión informada basada en la mejor evidencia disponible y actuar en consecuencia, aunque la mejor de las evidencias nunca será garantía de que se tome la decisión correcta.
Lo anterior es sólo un ejemplo de alguien aplicando algunas de las teorías de Maquiavelo (conjeturando, el esposo que no quiere que le cambian el color de la sala). La inteligencia maquiavélica se demuestra en comportamientos como: hacer y romper alianzas, hacer y romper promesas, hacer y romper reglas, mentir y decir la verdad, culpar y perdonar, confundir y desviar la atención.
Las teorías de Maquiavelo se han aplicado en política en todo el mundo, sobre todo en la America Latina (porque en África, ya Mugabe ni miente, es tan descarado el carajo) Pero en ningún otro lugar del globo una mentira es tan grande, se ha mantenido tanto en el tiempo, es tan usada por facciones que sólo miran la capa de barniz y la usan para sustentar sus propias obsesiones, como en Cuba.
¿Te gustan los blogs? Apuesto que sí. Te presento a Yoani Sanchez desde La Habana, Cuba. Su blog es hoy por hoy el más importante de habla hispana en el mundo. El lector aguzado habrá notado varios de sus posts en mi cuadro “leí y recomiendo” a la derecha. Yoaní es cubana, licenciada en filología hispana especializada en literatura latinoamericana. Vivió en Suiza 2 años para luego regresar a la Habana, desde donde nos escribe desmintiendo a la farsa más grande del mundo con una agudeza que no tiene desperdicio. Ella escribe en computadoras armadas con piezas del mercado negro y se disfraza de turista para meterse en cibercafés con su memory stick para poder publicar sus posts. Este año Yoaní se gano el premio Ortega y Gasset de periodismo en España por su trabajo en el blog ¿y adivinan qué? La maquinaria cubana no la dejó salir del país para recibir el premio. Recientemente Yoaní recibió una amenaza en el prólogo de un libro escrito por el mismísimo “barbudo con habano” (¡tan viejo! ¿no le dará pena?), a la cual respondió su esposo. Yoani, no hay duda, está siendo vigilada y a veces me pregunto como todavía escribe. Pasará el tiempo y a Yoani, lo sabemos, no le va a pasar nada mientras siga escribiendo, y ello será expuesto por los maquiavélicos como un ejemplo de que en Cuba hay libertad de expresión y tolerancia a la disidencia. Pero por detrás hay y habrá amenazas, coacciones, intimidaciones, contra ella y su entorno. Así funcionan estas cosas.
Y no me trago lo que decía aquella pared en la Habana. No se puede acabar con todo un pueblo para justificar unos paupérrimos logros.
Adelante Yoani, tú tienes de lo que nos faltó a todos.
martes, julio 01, 2008
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1 comentario:
Que casualidad, en estos dias leì algo en Quinto dia, relacionado a esta valiente joven cubana, que a pesar de todas las limitaciones que pueda tener para escribir libremente, se atreve, valiendose de sus valiosas ideas a narrar situaciones del acontecer diario en su tierra natal.
Es admirable su discurso porque despuès de tantos años privada de su libertad exprese sin tapujos de una manera tàcita, la importancia de mantener una firmeza politica frente a la vida.
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